Las comuniones son momentos únicos, llenos de ilusión y ternura.

Como fotógrafa, mi misión es capturar esa mezcla perfecta de nervios y sonrisas que los niños irradian ese día tan especial.

Las sesiones de comunión en estudio tienen algo mágico: La luz controlada, los fondos cuidadosamente elegidos, y ese ambiente íntimo que hace brillar a los pequeños protagonistas.

Me encanta crear un espacio donde se sientan como en casa, jugando y riendo mientras hago magia con mi cámara resaltando cada detalle, desde los pliegues del vestido hasta el brillo en sus ojos.

Mi secreto está en combinar la elegancia de un retrato clásico con la espontaneidad de su personalidad. ¿El resultado? Fotos atemporales que las familias atesorarán por siempre.

En las sesiones al aire libre, jugamos con la luz suave de las tardes, en entornos naturales para que cada foto cuente su historia: desde esas miradas que lo dicen todo sin palabras hasta los detalles del vestido o el traje. En estas sesiones, el entorno donde estemos será nuestro aliado, uno de mis trucos favoritos es hacer que se olviden de la cámara, corriendo, saltando o explorando, dejar que sean ellos mismos.

Estas fotos son más que recuerdos, son pedacitos de alegría congelados en el tiempo…

Si estás pensando en una sesión de comunión… Me encantaría ayudarte a transformar ese día en recuerdos eternos.

¡Echa un vistazo a estas fotos y dime qué te inspiran!

Si quieres fotos así para tu peque, ¡hablemos!

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